En el corazón de la antigua ciudad de Luminara, donde los Cinco Elementos (Madera, Fuego, Tierra, Metal, Agua) fluían en
equilibrio armonioso, había un templo oculto conocido como el Templo de los Vientos Susurrantes.
Construido hace siglos por los maestros del Feng Shui, se decía que el templo albergaba un cristal legendario -la Piedra de la Armonía Luminosa-, una gema tallada en el corazón de un meteorito que había caído durante el Año del Dragón, época de alineación cósmica y prosperidad.
Según la leyenda, el cristal estaba imbuido de las Tres Energías Celestiales:
Riqueza (Elemento Tierra) - Atrae la abundancia y la estabilidad financiera.
Amor (Elemento Agua) - Mejora las conexiones emocionales y las relaciones armoniosas.
Suerte (Elemento Madera) - Atrae las oportunidades positivas y aleja las desgracias.
El cristal estaba custodiado por el Guardián del Chi, un espíritu que se aseguraba de que sólo aquellos con intenciones puras y un Bagua (mapa energético de la vida) equilibrado pudieran aprovechar su poder.
Durante generaciones, buscadores de todas partes viajaban al templo, pero pocos eran considerados dignos de recibir sus bendiciones.
Un fatídico equinoccio de otoño, cuando las energías del Yin y el Yang estaban en perfecto equilibrio, un joven mercader llamado Li Wei llegó al templo. Su negocio se había tambaleado, y su corazón dolía de soledad.
El sumo sacerdote del templo, el maestro Yun, percibió la sinceridad de Li Wei y lo guió hasta la cámara del cristal.
"La Piedra de la Armonía Luminosa responde a la intención del corazón", explicó el Maestro Yun. "Colócala en la esquina sureste de tu casa (el sector de la Riqueza) para reavivar la prosperidad, o en el suroeste (el sector del Amor) para invitar al romance.
Pero recuerda: la verdadera fortuna surge cuando se vive en armonía con los Cinco Elementos y se respeta el flujo del Qi (fuerza vital)".
decidió colocar el cristal en su despacho, alineándolo con el Elemento Tierra para cimentar sus ambiciones. Al cabo de unas semanas, su negocio prosperó y los desconocidos empezaron a tratarle con amabilidad, señal del florecimiento de relaciones propicias.
Sin embargo, el mayor regalo le llegó cuando conoció a Mei Ling, una pariente...